Harry Hildebrand
Biólogo y docente
Soy biólogo con más de 30 años dedicado a la docencia, músico y jugador de cricket. Si, una combinación difícil de conseguir. En 1996 trabajaba en una excelente escuela en Melbourne, todo marchaba bien, pero un día me di cuenta de que mi vida era demasiado fácil.
Yo había viajado por Sudamérica entre 1993 y 1994 con mi hermano, así que conocía de primera mano la realidad dura de algunos países de la región. Por eso decidí volver a Latinoamérica a ver qué pasaba, y lo que pasó es que tengo más de 25 años viviendo en Perú, una esposa peruana, un hijo peruano y un proyecto educativo que me ha traído enormes satisfacciones.
Cuando decidí retomar el viaje por Sudamérica, llegué a Perú de nuevo y me enteré de que necesitaban un profesor de Biología en el Colegio Markham. Mi español no era terrible, pero claramente necesitaba dar clases en inglés, así que me venía bien el puesto en un colegio británico. Además, necesitaba el dinero.
Por esa época yo usaba una barba larga, como la de un chivo, mis slaps australianos y pantalones cortos. La persona que me recibió tuvo que haber pensado “¿quién es este tipo y de qué está hablando?” Mi CV estaba rasgado porque lo llevé conmigo por 9 meses por toda Latam. Parecía un mapa del tesoro. Pero en la conversación surgió el tema de los ordenadores portátiles.
En el colegio donde trabajé en Australia hice uno de los primeros programas educativos en el mundo con ordenadores portátiles y en el Markham estaban por implementar la tecnología en sus aulas. Después de tres semanas me ofrecieron un contrato de tres años. Entonces hice un viaje que me cambió la vida.
Para un biólogo, ir al Amazonas es como ir al espacio, pero mil veces mejor. Es un parque de diversiones para la biodiversidad. Aprendes tanto, la naturaleza te sorprende. Yo quería que mis estudiantes vivieran eso, así que los llevé como parte de las experiencias extra aulas que impulsa el colegio. En ese primer viaje llovió a cántaros y los chicos estaban fascinados. Me dije a mi mismo “pucha, they never have experienced lluvia”. Sí, mi spanglish es muy peruano.
Además, en ese viaje conocí a Vanessa, una bióloga de la Universidad Cayetano Heredia que, al cabo de unos años, se convertiría en mi esposa y la madre de mi hijo Luka, quien dice que él es mitad llama y mitad canguro.
Pero ese era un viaje opcional para los alumnos, así que al volver a Lima diseñé un curso enfocado en ecología, cuyas clases se dictaran en el Amazonas peruano. De este modo podíamos viajar cada año. Ese fue el origen del Programa Helix que hoy en día es emblema del colegio porque combina aprendizaje a través de la experiencia, liderazgo, ciudadanía internacional y el factor X, para que los estudiantes descubran su pasión, qué aman hacer.
HELIX es mucho más que un programa de actividades extra-aula. Es un espacio para que los chicos se conozcan a sí mismos, desafíen sus capacidades y logren impactos en sus entornos. Tenemos programas de construcción de viviendas y escuelas en Chincha; y entrenamientos de liderazgo en Cusco, entre muchos más. La idea es que ellos desarrollen proyectos para la comunidad. Tenemos cientos de experiencias satisfactorias. De hecho, el año pasado fui a Uruguay a una conferencia con 200 escuelas de América Latina para presentar el programa.
Además de la docencia, por más de 23 años he sido director y productor de un ‘rock musical que se se llama Drácula y Renfield; y formé una banda de canciones australianas y de rock en inglés llamada HOAX. También fui Capitán Nacional de cricket desde 2000 hasta 2009 y luego de nuevo en 2023; y soy el presidente de la Asociación Peruana de Cricket, que representa al país ante el International Cricket Council.
Suelo decirle a mis estudiantes que el camino difícil es a veces el más gratificante. Luego de viajar por 76 países puedo decirlo con propiedad: para mí Perú nunca ha sido fácil, pero ha sido muy significativo, me ha dado propósito y dirección. Además, nunca estoy aburrido. Y eso era lo que yo quería para mi vida.
Texto por Melanie Pérez Arias