Andrés Soldi
Chef de A Chef’s Pocket
La oportunidad de empezar mi familia en Australia, tener un negocio de catering y estar próximo a abrir un restaurante aquí tiene mucho que ver con mi experiencia como chef de la residencia del embajador de Australia John Woods y su esposa Gay. Más que un trabajo, gané una familia que todavía conservo.
Yo había regresado a Lima luego de la aventura de tener un pequeño restaurante en Los Órganos, al norte del Perú, cuando un amigo me recomendó como chef de la embajada. Yo tenía apenas 23 años.
Era un trabajo part time, muy flexible, que me permitía cocinar para ellos cuando tenían algún evento diplomático o se juntaban con otros embajadores y sus familias. Era una experiencia muy distinta a la del restaurante, porque yo salía de la cocina a presentarles los platos a los invitados, compartir con ellos.
Aunque recibíamos desde embajadores hasta presidentes, Jhon y Gay (ahora nos llamamos por nuestros nombres de pila) son personas increíbles y se encargaban de que el ambiente fuera ligero. Además, formaron un equipo muy profesional que atendía la residencia, con Hugo Maita a la cabeza, un gran tipo. ¡Así daba gusto trabajar!
Con Gay trabajábamos planificando el menú, ella se involucraba y era muy curiosa sobre los ingredientes. El trago emblema de los eventos era, por supuesto, el Pisco Sour y yo insistía en que los probáramos primero antes de servirlos a los invitados. Nos reíamos mucho en la cocina. ¡Era un trabajo duro, pero alguien tenía que hacerlo, jajaja!
Ese era el tipo de espontaneidad que había en esa casa donde trabajé durante un año y medio cuando decidí ampliar mi relación con Australia de manera definitiva y mudarme para acá. Franco Reverdito y otros amigos de Le Cordon Bleu, donde estudié cocina, ya se habían mudado a Australia gracias a un programa de internship al cual apliqué. Podías llegar con un trabajo en cocina en alguna ciudad de Australia. Apenas supe que viviría en Melbourne, les conté a Gay y a John. Ellos me dieron ánimos y me dijeron “¡es una ciudad alucinante!”.
Después de un tiempo en Melbourne surgió una oportunidad de trabajo en Byron Bay, donde vivo todavía. Aquí nació A Chef’s Pocket. Cuando Franco llegó desde Perth, también con una opción de trabajo, nos juntamos para vender comida peruana los domingos en los Farmer ‘s Market. ¡A los australianos les encantó!
Lo llamamos A Chef’s Pocket, porque combinamos experiencias, recetas, aventuras y sabores que nos han gustado con los productos locales australianos que son fascinantes. En esta zona, por ejemplo, hay pescados perfectos para el ceviche como el Spanish mackerel, la cobia, o el kingfish.
También hay productos nativos alucinantes como el finger lime, que es de la familia de los cítricos: tiene forma de dedo y está lleno de pequeñas bolitas en forma de caviar. También está el Davidson plums, que es como una ciruela púrpura, bien ácida, que crece pegada al tronco de un árbol. También están empezando a plantar rocoto en Melbourne y hemos comprado ají amarillo cultivado en Queensland. Así que teníamos los sabores peruanos y una variedad increíble de ingredientes para experimentar.
Con toda esta potencialidad quisimos ampliar el concepto para hacer activaciones o pop-ups donde “tomábamos” un restaurante para ofrecer una noche peruana. En Byron Bay el mundo gastronómico es muy amplio, la gente es muy generosa y fue fácil conseguir que amigos nos prestaran sus restaurantes por una noche al mes para hacer algo distinto.
Entonces las personas nos empezaron a pedir hacer eventos privados, con un esquema de catering personalizado, que para mí significó casi como volver al origen cuando cocinaba para pequeños grupos en la residencia de la embajada australiana en Lima.
Ahora Franco y yo estamos próximos a abrir Bonito Peruvian Eatery, nuestro restaurante en Wollongbar a 30 minutos de Byron Bay. Se trata del primer restaurante peruano en la costa este de Australia con una propuesta que integra los ingredientes locales a la comida peruana. Por supuesto, ¡habrá Pisco peruano!
Texto por Melanie Pérez Arias