Charlie Sartain

Former CEO of Xstrata Copper

Aunque nunca viví de forma definitiva en Perú, pasé 12 años viviendo en Latinoamérica, con viajes frecuentes entre Argentina, Chile y Perú, por mi rol como director ejecutivo de Xstrata Copper, una importante empresa minera de cobre global, con casa matriz en Brisbane, Australia.

En aquel momento tenía la responsabilidad global de los negocios de Xstrata y Perú era un destino clave en términos de inversión. De hecho, como empresa nos convertimos en la inversionista más significativa en el Perú en ese entonces. Entre el 2004 y 2013 pase mucho tiempo en Perú, teniendo la responsabilidad de identificar oportunidades de inversión y desarrollar estructuras organizativas para apoyar esas inversiones para crecer continuamente nuestra presencia en el país.

Después de adquirir el proyecto Las Bambas en 2004, y luego la mina de Tintaya en 2006 para Xstrata, comenzamos unos importantes trabajos de exploración y desarrollos de minas importantes, incluyendo Antapaccay en la provincia de Espinar, región de Cusco; y Las Bambas, en la provincia de Cotabambas, región de Apurímac.

Junto con el equipo gerencial en Perú, tuve el orgullo de liderar los esfuerzos en el compromiso corporativo hacia responsabilidad social, trabajando con las comunidades y autoridades en los alrededores de nuestros proyectos y minas.

Como ejemplo, conversando con las comunidades, identificamos la necesidad de mejorar la atención y las instalaciones sanitarias en la ciudad de Yauri y alrededores. Ese fue uno de los primeros proyectos que hicimos y dio como resultado la renovación total del hospital de Yauri.  Este proyecto impacto enormemente la salud comunitaria en la región, ya que permitió acceso a servicios médicos a personas que vivían en lugares remotos.

También hicimos programas de mejoras agrícolas, tanto en la provincia de Espinar como en la provincia de Cotabambas. Contamos con expertos técnicos para guiar a los agricultores en la mejora de sus cultivos. En Yauri, apoyamos el establecimiento de una fábrica de productos lácteos. Por primera vez en la provincia se fabricaba leche y queso que se exportaban a ciudades más grandes del país. Otra iniciativa importante fue el desarrollo de programas de capacitación y desarrollo profesional en nuestras minas para formar jóvenes en oficios que les permitieran trabajar en roles operativo.

Estos tipos de programas sociales y de mejora del medioambiente fueron muy bien recibidos por nuestros stakeholders, y demostraron nuestro genuino interés en crear un impacto positivo y sostenible en las comunidades locales.

Por eso, desde el punto de vista profesional, me fui de Perú con la satisfacción de haber influido en las inversiones y la gestión de organizaciones que marcaron una diferencia en el ámbito económico, social y de sostenibilidad del país. Creo que desempeñé mi papel en ayudar a potenciar el desarrollo socioeconómico de Perú.

En el aspecto familiar, no fue fácil tomar la decisión de trasladar a la familia a otro continente, pero nos dimos cuenta de que hay muchas similitudes entre las comunidades de Perú y las comunidades en el interior de Queensland, donde crecimos y criamos a la familia. El sentido de comunidad que tiene la gente, la camaradería y la conciencia de las necesidades colectivas es muy fuerte.

Ese vínculo con Perú se fortaleció con mis visitas constantes, pero sobre todo cuando nuestra hija trabajó en el país durante tres años y conoció el amor de su vida en Perú. Hoy en día tengo un yerno peruano y un nieto australiano con raíces peruanas.

Esa conexión para toda la vida es muy gratificante, porque es la muestra de que las decisiones que tomamos mi esposa y yo de trasladar a la familia, y las experiencias que vivieron nuestros hijos gracias a esas decisiones, valieron la pena.

Texto por Melanie Pérez Arias