Diego Villarán

Fundador / Director de Alto Perú

La embajada de Australia empezó a apoyar lo que hacíamos en Alto Perú en el 2016 gracias a Nick, Nick McCaffrey, el embajador australiano en Perú por aquellos años.

Recuerdo verlo llegar con su terno a la Playa Sombrillas en Chorrillos. Yo estaba en plena clase de surf con los niños del barrio, como lo hacemos desde hace 15 años. Habíamos hablado un par de veces por teléfono e intercambiado correos, pero no pensé que fuera en serio su propuesta de trabajar con nosotros, hasta que lo vi en la playa.

Era verano, hacía calor y él estaba allí en la orilla con los zapatos en la arena mojada, listo para conversar. Era súper humilde, sencillo en su forma de ser y de relacionarse. Esa cercanía fue muy importante desde el comienzo. Se entabló un vínculo bonito tanto con él como con su familia, su esposa Esther y sus hijas que participaron en varios eventos con nosotros.

A partir de este acercamiento hemos hecho varias actividades con la embajada. Nos han apoyado en los talleres gratuitos de surf; también a construir un taller comunitario en el barrio; a realizar festivales culturales. Todo esto gracias a que hemos postulado en diferentes momentos a programas de la embajada, el último de los cuales ha sido un taller de cerámica para mujeres. También hemos hecho de manera conjunta limpiezas de playas y una clínica de surf con Sofía Mulanovich.

El vínculo ha sido bastante cercano, tanto que ha permanecido en las gestiones de las dos embajadoras siguientes: Diana Nelson y Maree Ringland quienes, además del trabajo institucional con Alto Perú también han sido mis alumnas de surf.

Cuando la embajadora Diana Nelson llegó a Perú nunca había corrido olas, a pesar de ser australiana. Me contactó para las clases y en poco tiempo el surf  se volvió una de sus grandes pasiones, así como de su hijo Faris. Cuando Diana se fue, le recomendó a la nueva embajadora Maree Ringland tomar mis clases, y así lo hizo. Al igual que Diana, en poco tiempo adoptó el surf como una de sus principales actividades.

En paralelo hemos seguido haciendo cosas juntos. Nos han invitado siempre a sus eventos, se han acercado y nos han tratado con mucho respeto y cariño en todas las ocasiones. Para mí eso ha sido muy valioso, esos detalles se valoran bastante y no se suelen encontrar en muchas personas e instituciones, al menos en el Perú.

Siempre me gustó esa cercanía de los australianos, son bien horizontales en sus vínculos y lo pude comprobar cuando fui a Australia en 2019 con mi sobrino, que se estaba preparando para ser profesional en el High Performance Center, en el Gold Coast. Me fascinó el cuidado que muestran por la naturaleza, el respeto por el entorno y por el otro, así como la democratización absoluta del deporte: el gerente del banco surfea, la señora de la tienda surfea, los choferes de transporte público surfean. Es algo para todos. Además, los espacios públicos y áreas verdes prácticamente se veneran, y su costa está protegida.

Luego estaba la amabilidad de las personas. Esta horizontalidad que conocí primero con los embajadores y el equipo de la embajada de Australia en Perú también se veía allá en el trato de todos. Y un poco eso es lo que siempre he perseguido con Alto Perú, un vínculo que atraviese las posiciones sociales por medio del surf, porque en el mar todos somos iguales. Tanto peruanos como australianos, ricos y pobres, sin importar los colores, todos somos gente de mar y tenemos un vínculo muy poderoso con el océano.

Por eso queremos estar en el mar y promover ese contacto con la naturaleza entre los niños y niñas del barrio. Ellos tienen en el mar a un gran maestro y queremos seguir estando allí acompañándolos en ese descubrimiento, y por supuesto de la mano con los amigos que hemos hecho en este maravilloso camino, como la Embajada de Australia.

Texto por Melanie Pérez Arias