Héctor López

Especialista de Asuntos Corporativos en Land Access, BHP.

Mi madre me enseñó desde muy niño a hablar quechua, uno de los idiomas más dulces que hay. En español a veces damos demasiados rodeos para decir algo, pero el quechua es directo, sin perder su ternura. Por eso es un privilegio usarlo para comunicarme con las comunidades donde tenemos proyectos. 

Soy especialista de Asuntos Corporativos en Acceso a Tierras, en BHP. Cuando identificamos un proyecto somos los primeros en salir al campo para conocer a las comunidades. Trabajo en el sur del Perú con comunidades indígenas cuya lengua materna es el quechua y el aymara, por ello el lenguaje es mi herramienta para construir confianza. Soy de Apurímac, así que entiendo las tradiciones, las costumbres, nuestra cosmovisión y desde allí puedo acercarme de manera genuina. 

Durante muchos años había querido hacer gestión social con una mirada diferente y en BHP encontré eso que buscaba: trabajar en el desarrollo de las comunidades, pero desde el respeto y la humildad de quien entiende que uno está de visita. He tenido suerte, porque BHP respalda este acercamiento respetuoso. Si vamos a llevar adelante un proyecto necesitamos entender su cultura, sus posiciones, sus demandas y convertirnos en socios elegibles para ellos. 

Mi trabajo es estar en campo, conviviendo con la comunidad para recoger sus verdaderas expectativas. No se trata de llevar nuestra idea, lo que creemos que es el desarrollo desde una posición de superioridad, sino escuchar qué es lo que necesitan y desde allí planificar proyectos de infraestructura o inversión social que fortalezcan su cultura, costumbres y tradiciones, no que las afecten. 

Esa diferencia en la visión con la que nos acercamos a las comunidades indígenas no es muy común en el rubro y tiene mucho que ver con la fuerte influencia australiana en la empresa, y la experiencia que las operaciones en Australia tienen con las comunidades aborígenes. De hecho, hemos recibido capacitaciones para el trabajo con comunidades originarias, a partir de la experiencia australiana. 

Por ejemplo, cosas básicas como ir a una velocidad adecuada en una trocha para no levantar polvo; apagar el motor y hacerte a un lado cuando pasen los animales de la comunidad (caballos, alpacas, ovejas); bajarse a saludar cuando veas a alguien caminando por la vía, no hacer actividades que interrumpan sus códigos. Esos detalles que parecen obvios muchas veces se pasan por alto, pero para nosotros son cruciales en la construcción de confianza. Para mí es un mensaje fuerte: “en mis acciones, te respeto”.

Con varios compañeros australianos hemos visitado comunidades con quienes tenemos proyectos andando y siempre tienen muy buena actitud. A veces les choca el clima, por la altitud geográfica, pero mantienen el buen ánimo y están ahí junto a nosotros tratando de que las comunidades se sientan cómodas. 

En Perú la diversidad de contextos sociales es enorme. Tenemos realidades complejas que necesitan respuestas que integren esa complejidad, no que la ignoren. Nosotros trabajamos en varias regiones en el sur del país y para cada comunidad creamos estrategias únicas, enfocadas en ese contexto, esa cultura, ese idioma y esas costumbres específicas. 

Mi satisfacción es que, al acercarnos con respeto, cumplir con los compromisos y hacer las cosas bien, en el futuro, entre ellos puedan dialogar y decir “por tu zona está BHP. Son de confianza. Puedes trabajar con ellos”.

Texto por Melanie Pérez Arias