
Trish Kent
Consultora de proyectos – Minera IRL
Nací en un lugar llamado Gidgegannup, en Western Australia. Es un pueblo rural muy pequeño a las afueras de Perth. Fui a la universidad, también en Western Australia y de ahí a otra universidad en Estados Unidos, con una beca, cuando volví a Australia conocí al padre de mi hija, Barrie Sullivan,que era ingeniero de minas. Gracias a su trabajo en la minera IRL llegamos a este país en 2002.
No sabíamos nada de español pero viajamos por todo el Perú. Fuimos al norte y nos adentramos en la Sierra. Conocimos Huancayo, manejamos hasta Chachapoyas por la carretera norte. Tengo una fascinación por la arqueología de este país, así que también visitamos la ruta Moche; Caral; estuvimos en los alrededores de El Brujo, antes de que se conociera como Señora de Cao. Todavía hago este viaje una vez al año para ver las excavaciones en La Huaca de la Luna.
La gente me pareció muy acogedora y me divertí mucho porque básicamente estábamos siempre en la naturaleza. Mirar el océano para mí era una sensación muy australiana, quizá por eso me quedé e, incluso, regresé al Perú después de la muerte de Barrie debido a un cáncer muy agresivo. Mi hija, que había nacido en Perú, tenía un año cuando me ofrecieron un puesto en la misma compañía que nos trajo al país, lo hicieron porque yo hablaba español, conocía muy bien la cultura y estaba familiarizada con los proyectos.
Así que acepté. Ahora tengo más de veinte años en este país, una hija y un esposo peruano. Nos enamoramos trabajando en un proyecto de vicuñas en Huamachuco. Los miembros de la comunidad dijeron que les gustaría tener vicuñas de vuelta en la zona. Así que construimos un gran espacio delimitado con vallas, instalamos veterinarios y compramos vicuñas en Pampas Galeras, con las licencias y permisos pertinentes. Ahora es un proyecto autosuficiente donde ya no participamos porque se autofinancia.
Uno de mis recuerdos más impactantes es el del terremoto del Pisco en 2007. Recuerdo haber sacado a todo el equipo de la oficina, porque no tenía luz. Nos trasladamos a mi pequeño departamento en San Isidro. Teníamos que poner en marcha una página web para que IRL cotizara oficialmente en la bolsa de Londres y nos pusimos a la obra. Como yo vivía en un piso 2 también tenía invitados australianos que vivían en pisos más altos y estaban aterrorizados con el temblor. En esas circunstancias sacamos el sitio web justo a tiempo.
Así que para mí Perú siempre ha sido una aventura. Creo que los peruanos y los australianos nos parecemos mucho. Somos gente muy resistente, grandes trabajadores, tenemos muy buen carácter y sentido del humor. Mi hija tiene esa combinación al haber sido criada acá. Es bilingüe que para mí era muy importante porque los australianos no suelen hablar otros idiomas. Además, ama el Perú, ha sido voluntaria en proyectos en el Amazonas con manatíes rescatados. Va a estudiar veterinaria en Australia, pero está muy interesada en seguir trabajando aquí en la Amazonía.
En Australia crecí en el campo, al aire libre y en grandes extensiones. Siento lo mismo aquí. Las montañas, en cierto modo, son como estar más cerca del cielo. Me siento muy dividida entre ambos lugares, pero estoy deseando pasar más tiempo en ambos.
Texto por Melanie Pérez Arias