Johnny Guerrero jamás imaginó que la primera ola que divisó en Chorrillos, cerca de La Herradura, lo llevaría tan lejos. En el verano de 2015 fue seleccionado como uno de los diez jóvenes que integrarían el “Proyecto Sofía”, un programa de entrenamiento avanzado y formación de alta competencia fundado por la campeona mundial de surf Sofía Mulanovich.
Desde sus primeros días en el mundo del surf, Sofía siempre mantuvo un vínculo muy cercano con Australia, a quien recurrió para obtener fondos, que no solo le permitieron poner en marcha su proyecto, sino también becar a jóvenes destacados para estudiar en el High Performance Center (HPC) en Australia. De hecho, uno de esos jóvenes fue Johnny.
“El amor por el mar fue lo que me rescató del barrio donde crecí, donde las drogas, la violencia y la delincuencia abundaban” – nos confiesa, Jhonny. “Así empezó mi historia: bajando a la playa todos los días, practicando solito con una tabla de tecnopor que mi mamá me regaló. Pasé por muchas tablas quiñadas o prestadas, hasta que finalmente ingresé al ‘Proyecto Sofía’”. Aquel momento le cambió la vida para siempre.
Aquellos primeros añosno fueron nada fáciles, requerían de mucha disciplina y perseverancia, incluso siendo un niño que enfrentaba adversidades en la familia y el barrio. A pesar de ello, los resultados llegaron casi de inmediato. La satisfacción y la confianza de ganar campeonatos locales y nacionales fueron claves para su desarrollo profesional. A los quince años, ya competía contra sus propios ídolos nacionales y, en muchas ocasiones, lograba arrebatarles el podio.
Sabía que ese era su camino y solo tenía que estar atento para remar a la siguiente ola. En el año 2016, con el apoyo de la Embajada de Australia, Jhonny tuvo la oportunidad de competir en el World Surf League en Bells Beach y Gold Coast. Un año después, recibió una invitación para entrenar en el HPC en Queensland, Australia. Durante esos diez días de entrenamiento, adquirió una formación integral, aprendió técnicas innovadoras, y lo más memorable para él, fue el acompañamiento de Tim Macdonald, entrenador de los mejores surfistas del mundo, quien lo acogió en su propia casa y lo cuidó como a un hijo. Tanto peruanos como australianos tienen un vínculo muy fuerte con el mar y con este maravilloso deporte, lo que fortalece aún más nuestra amistad.
Cuando alguien logra superar las limitaciones de su entorno a través del deporte, se convierte en un ejemplo para todos, en especial para los niños, quienes ven la posibilidad de alcanzar el éxito y llegar a ser campeones del mundo, tal como lo hizo Johnny Guerrero, quien llegó a clasificarse como el quinto mejor en el Mundial Pro Junior Surf. Hoy en día, Jhonny está listo para regresar a la competencia y quiere representar al Perú nuevamente a nivel internacional. Sin lugar a dudas, el apellido pesa.